martes, 9 de diciembre de 2008

Los misterios de los blogs

Queridos y queridas,
He aprendido muchas cosas a lo largo de este semestre. Una de ellas tiene que ver con la entrada que publiqué anoche, y otra con la que nunca se llegó a publicar, ya que la perdí en el misterioso mundo cibernético...
Ayer, luego de publicar mi blog, me puse a leerlo y descubrí en el un par de errores que me irruitaron mucho. Me disponía a corregirlos y entonces me di cuenta de la terrible realidad: no sabía cómo corregir mi propio blog.
A continuación, escribí una profunda reflexión sobre mi propia ignorancia. Estaba a punto de publicarlo, pero por esas cosas que nos dan a veces, decidí probar cómo quedaría el blog con otro tipo de letra. El resultado, lo eliminé completamente, y ni siquiera sé cómo lo hice.
Esto me hace pensar aún más en los blogs en general.
Durante todo el semestre evité casi por completo entrar a nuestro blog. No fue hasta estos últimos días que comencé a hacerlo, y fue, más que nada, por cumplir con lo requerido por la clase. Mi timidez natural y una experiencia muy desagradable con un blog en particular hace un par de años, me crearon una especie de fobia por este método de comunicación.
Sin embargo, ayer, cuando me sucedían estas cosas, me arrepentí de haber esperado hasta casi los últimos días del semestre para hacerlo. No podía evitar el razonamiento lógico: si hubiera comenzado con esto antes, cuánto hubiera aprendido...
Sin embargo hay algo que sí aprendí, algo que me crea un problema grave, ya que no concuerda con mi natural aprehensión hacia las vitácoras. Me encanta el blog. Me gusta escribir aquí, me gusta leer lo que los demás publican y me fascina poder expresar mi opinión abajito de cada entrada.
Este descubrimiento tardío es hasta cierto punto angustiante, especialmente porque ha llegado un poquitín tarde. Creo que si lo hubiera hecho antes, no habrían pasado muchas noches sin que publicara alguna cosa. Pero el semestre se acaba, y a pesar de que podremos seguir publicando aquí, quizás ya no sea lo mismo.
Podría crear mi propio blog, pensarán algunos, ya que tanto me gusta, pero aunque existe la posibilidad, sé que muy probablemente no lo haré. La falta de tiempo será mi mejor excusa, pero en realidad sé que la verdadera razón soy yo, son mis propias barreras, las que me pongo a mi misma alrededor.
Da igual si llego a tener mi propio blog o no. Este simple descubrimiento ha sido un impacto para mí, y a pesar de todo lo que me ha quedado por aprender sobre el blog, me queda la satisfacción de haber descubierto algo sobre mí misma, y de haberlo disfrutado.

1 comentario:

Susana dijo...

Coincido contigo. A mi se me perdieron cosas en el espacio sideral. Aqui mismo, prefiero no ver la "vista previa" del comentario porque luego no se como hacerlo aparecer en la publicacion. Quien nos dara todas las directivas? Seguimos con este medio en el futuro asi estamos activos por lo menos en lo social.
Susana