miércoles, 5 de noviembre de 2008

TERROR en el TÚNEL: las normas del Metro que seguimos sin saber

Metro Center, D. C. – El Metro, como todo lo demás del mundo físico, tiene sus pautas: te subes, te sientas, te bajas y no hablas. El miércoles por la tarde se demostró por qué operamos según esas normas.

A las 12:30, la señora Chinicha Portillo bajaba del tren del Metro de la línea roja para ir de compras en el centro del Distrito de Colombia cuando se le abordó un hombre de aspecto pálido que ella no conocía para preguntarle si era rusa. “En realidad, lo primero que pensé hacer fue ignorarlo, pero después de preguntarme si era rusa, siguió hablándome durante un rato, en ruso”, comentó. El encuentro, sin embargo, no terminó ahí. “Muy pronto me di cuenta de que además de bajar en la misma estación que yo, él me perseguía”, dijo.

Y la persiguió por dos cuadras, hasta que ella cobró los suficientes ánimos como para dar la vuelta a hacerle frente. Al ver que la señora que le interesaba se había cambiado de rumbo y que venía hacia él, el señor se marchó.

“Me asusté. No sabía qué quería él de mí, ni por qué me seguía”, comentó.

Las reglas del Metro mantienen, como se ve, un balance bastante frágil y existen no simplemente para evitar la conversaciones incómodas, más bien establecen una confianza universal y un nivel de seguridad en un sistema que, considerando la cantidad de personas que lo ocupa, podría estallarse fácilmente. Así que, piensa dos veces antes de hablar en el Metro.

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