entonces
Me daba miedo la oscuridad, la noche. Recuerdo que
algunas veces me despertaba y sentía que el miedo se des-
lizaba dentro de mí como una serpiente fría. Ni siquiera
me atrevía a respirar. Me daba miedo la oscuridad, la noche. Recuerdo que
algunas veces me despertaba y sentía que el miedo se des-
lizaba dentro de mí como una serpiente fría. Ni siquiera
me atrevía a respirar. Entonces me metía en la cama de mi
señora y me acurrucaba contra su espalda, para no ver ni
oír nada. Estoy segura de que Lalla Asma se despertaba,
pero no me echó de su lado ni una sola vez; por eso para
mí era como si fuera mi abuela.
Fuente: Jean- Marie Gustave Le Clezio “El pez dorado”.1999.
(Hecha por Susana)
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